Por Joshua J. Puente
Nunca mujer tan rebelde
ha visto mi gran ciudad,
como mi abuela materna.
Desde una muy pronta edad,
no le importaba el castigo,
tradición o potestad.
Llegan las rodillas sucias,
de escalar en cantidad.
"¡Para ya! eso no es de niñas".
Ella oía la mitad.
“Que importa no ser un chico,
jugar es mi prioridad”.
Ya creció y siguió en sus trece,
contra toda autoridad,
que por ser una mujer
le arrebaten su equidad.
Nunca aprendió a cocinar,
negó hasta la saciedad.
Aunque pasen muchos años,
Feminista de verdad,
por siempre estará en la lucha,
que cambie la sociedad.
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