Por Stephanie Román
Mis escritos han cambiado, al fin me desperté,
El náufrago y el curita se murieron junto a él.
Mentiras, ilusiones y falsedades por doquier,
Sí que me encantaban las fantasías de Disney.
En serio, qué ilusa, o tonta para poder creer,
Que me esperarías y que te iba a volver a ver.
Quería creer que me querrías “por siempre”,
Mas no imaginé que te irías así tan de repente.
Preferiste entregarte a tus pasiones prohibidas,
Errores que han destrozado ahora parte de tu vida.
Tras tu muerte preferiste vivir como ciego andante,
Con tu herida no curada que aún sigue ahí punzante.
Más fácil se te hizo hacer borrón y cuenta nueva,
Mentirte a ti mismo para evitar que el dolor crezca.
No te diste cuenta que el no afrontar la realidad,
Solo hace que tu herida nunca llegue a cicatrizar.
No quisiste afrontar ni ver tu realidad,
Preferiste engañarte ante su majestad.
Tu mejor amigo, tu pata, el que decía adorarte,
Fue ese mismo quien terminó a ti asesinándote.
Llegué a la escena y no lo podía creer,
Morí en vida al verte tendido ante mis pies.
Te besaba y lloraba besándote en la frente,
Sin verlo que venía con otro por en frente.
« Tan linda, ven conmigo; yo te sanaré »,
Doble cara que fingía querernos a de bien.
Me arranqué como pude aquel duro puñal,
Aún sangrando y doliendo te fui a enfrentar,
« No te quise, ni te quiero ni nunca te querré;
vete, asesino, que no te quiero volver a ver».
Guardé las pruebas y aquel puñal ensangrentado,
Quería mostrártelas cuando te hubieras despertado.
Pasé meses esperando aquel anhelado momento,
En el que volverías a abrazarme y decirme "te quiero".
Pero, lo contrario fue cuando volviste a la vida.
Cogiste ese puñal y me lo plantaste por encima.
Mi corazón sangraba y vi que el tuyo también.
No te habías curado aunque lo quería yo creer.
Te agachaste y me arrancaste el corazón,
Quisiste sentirte bien a costa de mi amor.
“Él no me mató, mentirosa, fuiste vos la que lo hizo.
Vos no sabés cuánto él a mí siempre me ha querido.
Y si lo quiso hacer, que más te da, no lo podemos evitar.
Es mi mejor amigo, le quiero; esto es duro de pensar.”
Yo perdí mi corazón por ponerlo al descubierto,
Me dejaste moribunda en la cima de aquel cerro.
Te fuiste sangrando y poniéndote esas gafas negras,
Decidiste hacer un borrón y sangrienta cuenta nueva.
Te entregaste a las mentiras que quisiste tú creer,
preferiste a tu verdugo y matarme una segunda vez.
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