Impresiones acerca de La Pianiste de Michael Haneke (2001)
Por María Fernanda Martínez Gutiérrez
Desde que tengo memoria, siempre me gustó el cine en todas sus formas, sin importar el género o la temática. Quizás en parte se remonte a mi adolescencia en la que por eso de los azares del destino, mi familia y yo terminamos viviendo por un largo tiempo en Beijing y los primeros meses de total aislamiento debido al desconocimiento de la lengua, nos llevaron a mi madre y a mí a pasar la gran mayoría del tiempo viendo películas. Poco a poco, es una costumbre que he ido cultivando, y aunque en ningún momento me declaro crítica o erudita del cine, gran parte de mi vida es el cine y por ello, heme aquí escribiendo esta especie de híbrido entre crítica y columna de opinión.
Quisiera hablarles acerca de La pianiste de Michael Haneke. A razón de sinopsis simplista, podría decirles que se trata de un filme basado en el libro homónimo de Elfriede Jelinek en el que nos adentramos en la rutina de una profesora de piano llamada Erika Kohut, una mujer hermética que se encuentra aproximadamente en sus cuarentas y que aún sigue viviendo con su madre quien controla gran parte de su vida. La película toma un giro cuando uno de los alumnos de Erika, Walter Klemmer, se enamora de ella. Este suceso produce en Erika, el deseo de compartir con Klemmer sus fantasías masoquistas.
Como mencioné anteriormente, esta podría ser una sinopsis simplista de la historia ya que lo que sucede en la película transciende de lo superficial y va más allá de lo que puede verse a simple vista. No creo que la historia como tal sea un romance o una historia aislada de una persona en particular, en otras palabras, no creo que se trate de la “historia de Erika”. Más bien me parece que va a algo más universal, tal vez se trate de una historia acerca de las personas y la dicotomía e incompatibilidad que se presenta entre el deseo y la realidad, o de las contradicciones dentro del ser humano, o incluso acerca de la imposibilidad que experimentan algunas personas cuando sienten que no pueden demostrar afecto de una forma convencional, como es el caso de muchas personas obsesivo compulsivas. Tantas posibilidades hay detrás, podríamos de esta historia hacer un coloquio, pero como no es el caso, me gustaría compartirles un poco mis impresiones, y con suerte, poder escuchar las suyas; trataré de no develar mucho de la historia para que las personas que no han visto esta película puedan leer esta crítica sin arruinarse la trama.
Recuerdo que curiosamente la escena introductoria de esta película se caracteriza por estar grabada en la casi penumbra, todo es muy oscuro, y da la impresión de que este recurso tiene el objetivo de mostrarle al espectador que la historia que va a presenciar será bastante turbia. Ésta, diría yo, será la primera pista, pero la pista más evidente de todas es el mismo director, Michael Haneke, que consistentemente en sus obras presenta aquellas historias que muestran un poco de la miseria que va intrínseca a la condición humana, la violencia pura y cruda, repugnante y real, esta película no será la excepción.
Claramente, este filme no es ni será para todo el mundo, es crudo y doloroso, y no todos están preparados para ser confrontados con una historia como esta. No obstante, La Pianiste es una película que vale mucho la pena ver para tener la oportunidad de cuestionarse a uno mismo. Además, un valor agregado es la estética, la cual es bellísima en este filme. Haneke escoge muy bien las piezas de piano incluidas en la banda sonora de la película, particularmente el Piano Trio No. 2, II y el Adantino en la Sonata D 959 de Schubert que transmiten una tristeza terrible. Por otra parte, está la actuación de Isabelle Huppert que es magnífica e impecable y que logra evocar un sinfín de sensaciones en el espectador.
Personalmente, esta película me marcó a tal punto que incluso tuve que alquilar el libro para poderlo leer y saber un poco más acerca del personaje de Erika. Pero volviendo a la película, y a mi hipótesis acerca de la dicotomía e incompatibilidad entre el deseo y la realidad y las contradicciones humanas, me da la impresión de que justamente, los personajes de Erika y Walter son uno la contraposición del otro. Walter representa todo lo contrario a Erika, es espontáneo, imperfecto, cariñoso, mientras que Erika es hermética, perfeccionista, contenida. Un aspecto que vale la pena observar a lo largo de la película es cómo Erika cambia su paleta de colores al vestir y su peinado después de empezar su romance con Walter, el rojo fuerte como el deseo en contraposición a la vestimenta austera de costumbre, y el pelo suelto y libre, tan diferente a la Erika de antes con el pelo recogido, a la Erika tiesa, seria, prisionera de sí misma y de sus compulsiones. Pero, así mismo, como los cambios no se presentan de manera unilateral, Walter también empieza a sufrir de pequeñas transformaciones una vez que Erika le devela sus deseos, y me bastará con decir que a veces hay que tener cuidado con lo que se desea porque tal vez se haga realidad.
Mirando las cosas en retrospectiva, yo pensaría que los deseos de Erika al hacerse realidad, pierden su verdadera funcionalidad que en el fondo es la de restringir sus emociones y su corporalidad. Me explico, Erika desea ciertas cosas porque son herramientas que le permiten restringir y controlar sus propias emociones. Por otra parte, es curioso ver que Erika es una profesora de piano brillante y dotada, que puede llegar a identificar la sensibilidad presente en las piezas que toca, pero que paradójicamente no puede o no se permite sentir sus propias emociones.
En todo caso, lo que sí puede llegar a ser visible es que su personaje pasa de una dinámica de esclavo-amo a otra muy similar, primero su madre controla su vida, y luego ella reproduce este modelo al desear ser controlada por el otro. Particularmente, la escena final me pareció devastadora, tan fuerte y dolorosa, como la más triste de las rupturas. Me sorprende mucho porque el personaje de Erika puede llegar a ser muy humano, hay momentos en que, como espectador, la detesté, otros en los que me conmovió muchísimo, y otros cuantos en los que me sentí asustada al descubrir que había cosas de Erika que incluso podía ver en mí, cosas que estoy segura que todos pueden ver en sí mismos. Les recomiendo mucho que vean esta película.
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